Ich bin Kong (Yo soy Kong) es el nombre artístico de Timm Schneider (Mainz-Alemania, 1983), diseñador, artista urbano y amante de los detalles. Sus intervenciones urbanas son discretas, "altamente temporales" y sólo las ven los que saben y quieren fijarse.
Trabaja en Alemania, pero aprovecha los viajes para dejar sus detalles urbanos en otros países. Los hay simples como travesuras, por ejemplo, llenar una cabina de globos de helio.
Otros son reflexivas, como los mensajes de error que pega el artista sobre los carteles que anuncian productos y espectáculos en las paredes y vallas publicitarias, alertando sobre los daños que pueden causar a nuestro entendimiento: "Este proceso ha causado un aburrimiento fatal y por tanto será finalizado permanentemente. Por favor, guarde todos sus pensamientos en progreso y reinicie su cerebro [código de error |-(42]".
Trabaja en Alemania, pero aprovecha los viajes para dejar sus detalles urbanos en otros países. Los hay simples como travesuras, por ejemplo, llenar una cabina de globos de helio.
Otros son reflexivas, como los mensajes de error que pega el artista sobre los carteles que anuncian productos y espectáculos en las paredes y vallas publicitarias, alertando sobre los daños que pueden causar a nuestro entendimiento: "Este proceso ha causado un aburrimiento fatal y por tanto será finalizado permanentemente. Por favor, guarde todos sus pensamientos en progreso y reinicie su cerebro [código de error |-(42]".
"Es una acción pequeña que provoca algo grande"
"Sobre todo me gustan los ojos, por su efectividad. Es una acción pequeña que provoca algo grande en la mente". Schneider experimenta They Live (Viven) con solo unas esferas de corcho blanco con un punto negro en medio.
Es su intervención urbana más popular. Cualquier objeto de la calle se transforma con un par de ojos en un rostro que despierta una ilusión inesperada: los hay que miran con curiosidad, se acercan o se hacen fotos en grupo alrededor del objeto animado.
No niega que hay algo de romanticismo en darle una cara a un objeto inanimado y atribuye el éxito a un impulso que tiene que ver con la especie: "Los humanos somos bastante egocéntricos y buscamos una expresión facial que podamos identificar una emoción. En el fondo todos somos simios -a lo mejor inteligentes, pero creerlo nos ha hecho arrogantes- todavía somos animales. Mi nombre artístico (Ich bin Kong) es un recordatorio que uso para no tomarme demasiado en serio"
via: @20minutos.es
0 escribieron:
Publicar un comentario